Cine y (cero) rigor histórico: "La virgen roja", de Paula Ortiz
En un primer visionado, y en términos estrictamente cinematográficos, la película me gustó más de lo que esperaba: está bien ambientada, bien "musicada" y con algunas buenas interpretaciones. Hasta Najwa Nimri está mejor de lo habitual en ella (digamos que no figura en mi lista de actrices favoritas), aunque quien más destaca es Aixa Villagrán, en el papel de Macarena (merecidamente nominada al Goya a Mejor Actriz de Reparto).

Es decir, si fuese un largometraje de ficción stricto sensu, podría calificarse como una película aceptable (eso sí, de visionado único: a mí el segundo se me hizo insufrible). Pero el caso es que no lo es, pues el mismo cartel dice "Basada en la historia real de Hildegart Rodríguez" y al principio de los créditos figura el rótulo "Basada en hechos reales" (con ese pleonasmo tan habitual en nuestro cine). No inspirada libremente en, que sería más ajustado a ―valga el juego de palabras― la realidad, ni siquiera inspirada en. Tampoco aparece al principio ninguna advertencia, como las utilizadas en otras películas o series, del tipo: "Algunos sucesos y personajes han sido ficcionados con fines dramáticos". La susodicha advertencia, que en el primer visionado se me escapó, aparece al final de los créditos del ―valga la reiteración― final, incluso después del número y fecha de registro: "Esta película está basada en hechos reales. Sin embargo, ciertos personajes, caracterizaciones, sucesos, localizaciones y diálogos se han ficcionalizado o creado con fines dramáticos".
Y esto, que sólo verán quienes se queden hasta el finalísimo en una sala de cine (en una TV es fácil pasarlo por alto por la letra minúscula y porque, como dije, aparece después de los datos de registro), resume mejor que cualquier artículo la confección de la película: casi todo se ha "ficcionalizado" (léase inventado) y el resultado es que se desvirtúa por completo la figura de Hildegart Rodríguez y su papel en la sociedad y la política españolas entre 1928 y 1933 (sus años de vida pública). Si a ello añadimos la edad de la protagonista (14 a 18 años) y que no se trata de un lustro cualquiera, sino el que abarca de la dictadura de Primo de Rivera al final del primer bienio de la Segunda República, pasando por los gobiernos (militares) provisionales de Dámaso Berenguer y Juan Bautista Aznar, la falta de rigor es todavía más problemática1. No lo sería tanto si, pongarmos por caso, la protagonista tuviese 30-35 años y el período histórico fuese 1910-1915 o 1950-1955.
Puesto que no me apetece analizar la película en detalle, me limitaré a señalar las principales "invenciones" y otras faltas de rigor:
🟣 Fechas y actividad política:
La trama central se inicia el 14 de abril de 1931, el día de la proclamación de la Segunda República, cuando Aurora, acompañada de Hildegart, visita a Guzmán, el director del periódico La Tierra, para insistirle en que publique un artículo de Hildegart sobre sexualidad y ella ha de demostrar que, pese a su juventud (16 años), es la autora. En esta breve escena hay ya varias desviaciones de la realidad: 1) Guzmán es un hombre en la cincuentena, mientras que el Eduardo de Guzmán real tenía entonces 23 años. 2) Se da a entender que éste es el primer artículo de Hildegart, cuando en realidad empezó a publicar en prensa, concretamente en El Socialista, en la primavera de 1929. 3) Sus colaboraciones en La Tierra no comienzan hasta finales de 1932.
Siguiendo con las fechas, poco después, mientras asisten a un partido de tenis, vestidas de negro en medio de la multitud burguesa de blanco o color crema (Aurora lo justifica diciendo que no deben dejarse condicionar por el juicio ajeno), el "periodista" Abel Velilla (más luego sobre él) se les acerca para invitar a Hildegart a hablar en una reunión de las Juventudes Socialistas. Estamos, repito, en 1931.
La realidad, sin embargo, es bien distinta.
Hildegart se afilió a las Juventudes Socialistas y a la UGT el 1 de enero de
1929, en plena dictadura de Primo de Rivera. De hecho, a finales
diciembre de 1930 fue procesada en dos ocasiones (primero por un
discurso y luego por un artículo publicado en Renovación) y sólo se
salvó del consejo de guerra por la amnistía decretada con la proclamación de la República. Este "detalle" ―que haya estado a punto de
ir a la cárcel con apenas 16 años― dice mucho sobre el personaje y,
francamente, no entiendo que la directora haya preferido obviarlo. Por
otro lado, es imposible que Velilla la "invitase" a un acto de
las Juventudes Socialistas, puesto que él siempre militó en el Partido
Republicano Federal. Pero más grave aún resulta el hecho de que
se plantee la actividad política de Hildegart como inducida por un hombre.
Bastante triste es que gran parte de su vida y sus actividades estuviesen
manipuladas por su madre. Someterla, además, a una (inexistente) manipulación
por un hombre supone una doble negación de su agencialidad. Es posible que
posteriormente, cuando, tras ser expulsada del Partido Socialista en
septiembre de 1932 (por sus constantes críticas al aburguesamiento del
partido y a lo que ella llamaba el socialenchufismo), se afilió al
Partido Federal, de inspiración anarquista, fuese en parte por influencia
de Velilla, pero ésa es otra cuestión. Y, por cierto, tampoco se habla de
esto en la película: se mencionan sus discrepancias con el Partido
Socialista y, días antes de su asesinato, su proyecto de afiliarse al
Partido Federal, cuando en realidad ya formaba parte de él desde finales de
1932.
Pero vuelvo a las fechas. Hildegart convence a su madre para aceptar la invitación de Abel y pronuncia un discurso (feminista) en una reunión del Partido Socialista. Y luego, en un breve lapso cinematográfico, vemos: la publicación de Sexo y amor (que se da a entender que es su primer libro, cuando en realidad es el sexto), una firma de libros, en este caso de La rebeldía sexual de la juventud, otro discurso en un gran teatro (cuando Aurora ya le ha prohibido a Abel acercarse a Hildegart), el final de otro, carátulas de libros suyos que van cayendo (primero seis, luego ocho y luego once) y la celebración del triunfo del Partido Socialista en las elecciones, elecciones que, aunque aquí no se datan, tuvieron lugar... ¡el 28 de junio de 1931! Si ya resulta prodigioso que una mujer de la edad de Hildegart publicase dieciséis libros en tres años, que publicase once en dos meses y medio resulta sencillamente imposible.
Después de eso, vemos a Hildegart y Aurora en el café donde se reunían con algunos miembros (masculino literal) del Partido Socialista. Es entonces cuando Aurora se da cuenta de que Hildegart y Abel han seguido en contacto (a través de notitas que escondían en diversos lugares). Al llegar a casa, la golpea y le prohíbe volver a asistir a reuniones políticas, con lo cual se borran de un plumazo todas sus actividades públicas durante sus dos últimos años de vida (fue asesinada el 9 de junio de 1933)... (¡Y todavía queda media película!)
De nuevo, la realidad es bien distinta, ya que Hildegart ejerció hasta el final un intenso activismo político, recorriendo toda España dando charlas divulgativas, discursos y mítines en los que hablaba tanto de la situación de las mujeres como de aspectos políticos más generales. La película le dedica cierto espacio a sus ideas feministas, pero también en esta faceta se minimiza su actividad, pues no se menciona, por ejemplo, su participación como socia en el Lyceum Club Femenino (sólo se menciona, cerca del final, que ha recibido una carta de dicho club) y su amistad con muchas mujeres feministas de la época. De nuevo, obviar esta faceta suya significa empequeñecer al personaje, reducirlo a la faceta de hija-manipulada y mujer-enamorada. Y con esto entronco con la que me parece la mayor falla de la película.
🟣 Relación amorosa con Abel:
El grueso de la trama gira en torno a la (presunta) relación romántica con Abel Velilla. Digo presunta porque no está demostrado que se tratase de una relación de ese tipo2. Que Hildegart mantuviese esa relación, o simplemente estuviese enamorada de él, es para mí irrelevante. Lo que me parece perturbador es que toda la película gire en torno a ella y que sea uno de los dos conflictos con su madre que llevarán a su asesinato. El otro es el deseo de Hildegart de aceptar la invitación de Havelock Ellis y H. G. Wells para irse a Londres3, conflicto que sí tiene una base real, pero en la película Hildegart proyecta irse... ¡con Abel! Es decir, los anhelos de independencia de la protagonista se ven reducidos a lo romántico.
Insisto en la palabra romántico porque a este nivel la película resulta incluso empalagosa, sobre todo el penúltimo encuentro entre Hildegart y Abel, planteado como el de una Cenicienta a quien un hada madrina (en este caso la criada, Macarena) le cose un maravilloso vestido largo (y rojo... ¿tal vez en alusión al sobrenombre de la virgen roja que le endilgó Ellis poco antes de su muerte?) para encontrarse con su príncipe, aunque debe volver a casa antes que su madre (quien ha ido ―otra invención― a un concierto de Pepito Arriola, el sobrino al que convirtió en niño prodigio del piano antes de que su hermana se lo llevase a Madrid) so pena de convertirse en calabaza. La situación se plantea de manera muy eficaz a nivel dramático (imágenes alternas de Aurora caminando con determinación hacia su casa y de Hildegart corriendo con su largo vestido), pero más propio de un telefilme de sábado por la tarde que de una biopic con pretensiones de rigor histórico. Es más: toda la historia parece una parodia, por supuesto involuntaria, de la novelita rosa (Eternamente juntos) que lee Macarena y de la que se burla Aurora.
🟣 El asesinato:
Aunque las motivaciones exactas de Aurora nunca se conocerán (pese a que contamos con sus declaraciones al periodista Eduardo de Guzmán, las que realizó en el juicio y las que recogieron los psiquiatras del manicomio de Ciempozuelos), no parece haber duda sobre el asesinato en sí. Lo cometió mientras Hildegart dormía, disparándole cuatro tiros: dos en la frente, uno en la mejilla y otro en el pecho. En cambio, en la película Hildegart está despierta y son tres tiros: ¡en el sexo!, en el corazón y en la cara (las tres partes anatómicas que Aurora señalara como pertenecientes, respectivamente, a Freud, Nietzsche y Marx). ¿Realmente había que añadir estos elementos escabrosos a una realidad ya de por sí bastante sórdida?
🟣 Subtrama delincuencial de Macarena:
Como no se sabe nada (o no he leído nada) sobre la criada de Aurora, salvo que se llamaba Julia Sanz y no Macarena4, el hecho de que se la presente como una mujer maltratada, aunque no se ajuste a la realidad, podría tener sentido dramático e ideológico, para reforzar las condiciones de opresión en que vivían las mujeres de la época y el feminismo de Aurora y Hildegart, quien denunció a menudo las violencias machistas. Ahora bien, que su marido sea un delincuente, a quien además Aurora visita no, como creemos, para afearle su conducta, sino para que la ayude a tenderle una trampa a Abel (trampa que lo lleva temporalmente a la cárcel), es otra completa invención, más propia ―de nuevo― de un telefime. Y que la banda del tal Antonio se dedique a robar casas y violar mujeres en nombre del anarquismo tiene, además, un desagradable tufillo derechista.
🟣... Y un anacronismo:
En determinado momento Hildegart habla del "género masculino" ("¿Es acaso lo prodigioso exclusivo del género masculino?", le pregunta a Guzmán en la mencionada primera entrevista) y, si ahora nos molesta que se confunda "sexo" y "género", al menos este último término existe con un significado relacionado con el sexo: los estereotipos y roles sociales asignados a cada uno. El término empezó a teorizarse en el feminismo en la década de 1970, y aunque con anterioridad está documentado algún uso, en 1931 sencillamente no existía.
En resumen, los únicos datos basados en la historia real de Hildegart Rodríguez son: el proyecto de Aurora de moldear a una hija que fuese "la mujer del futuro", que logró crear a una auténtica niña prodigio que podría haber llegado a serlo y que la asesinó cuando empezó a mostrar anhelos de independencia. Todo lo demás es ficción.
Notas:
1 La película de Fernando Fernán Gómez Mi hija Hildegart (1977), que debo reconocer que es bastante mediocre, también ficcionaliza algunos episodios, pero, al contrario que la de Ortiz, no pretende ajustarse a la realidad, sino que indica en los créditos del principio que el guión, coescrito con Rafael Azcona, está "basado en el libro Aurora de sangre de Eduardo de Guzmán". Para una visión cinematográfica más completa del personaje, recomiendo el documental A virxe roxa (2021), de Marcos Nine.
2 Sólo
Ana Muiña, en el prólogo a Aurora de sangre, da por hecho que Hildegart
"se había enamorado de [él]" (pág. 12), aunque en el libro mismo no
se plantee. Guillermo Rendueles, por su parte, señala que algunas personas
creían que Hildegart estaba enamorada de Velilla (pág. 144) y luego da cuenta de
unas declaraciones de Aurora a sus psiquiatras según las cuales un miembro del
Partido Federal le hizo a Hildegart una proposición de matrimonio, pero Aurora
logró, a base de telepatía, que su hija la rechazara (pág. 157), algo que,
obviamente, sólo podemos atribuir a su patología mental.
3 La
relación entre Hildegart y los dos autores ingleses también está desvirtuada.
Según la película, fue Ellis quien se puso en contacto con Guzmán para traducir
Sexo y amor al inglés, cuando en realidad fue la propia Hildegart quien
inició la correspondencia con él y acompañó a Wells durante su visita a
Madrid en 1932 como una especie de secretaria e intérprete.
4 No puedo evitar preguntarme por qué la directora no les cambió los nombres a Guzmán y a Velilla, como hizo con Julia: de ese modo habría quedado claro desde el principio que en la película (casi) todo es invención.
Obras citadas:
Guzmán, Eduardo de. Aurora de sangre: Vida y muerte de Hildegart. [1973] Madrid: La Linterna Sorda, 2024.
Muiña, Ana. "Hildegart, la mujer rota". Prólogo a Aurora de sangre, de De Guzmán. págs. 10-35.
Rendueles Olmedo, Guillermo. El manuscrito encontrado en Ciempozuelos: Análisis de la historia clínica de Aurora Rodríguez. [1989] Madrid: Morata, 2017.
Gracias por tu extenso e interesantísimo comentario. Me temo que gran parte de lo que señalas, se debe a los imperativos de las plataformas, que quieren ver en un proyecto cinematográfico, lo que consideran “comercial” Y que tiene que ver, casi siempre con recursos como tú, señalas por más propios del culebrón que de una narración rigurosa y compleja.
ResponderEliminarGracias a ti, por leerlo y comentar. Seguro que tienes razón y que en gran parte el diseño de la película está impuesto desde fuera, con vistas a lo (que se cree que es) "comercial". Una pena, porque, con el holgado presupuesto del que disponía, que ya quisieran para sí otr@s cineastas, podría haberse realizado una gran obra. Pero da la impresión de que últimamente hay que elegir entre calidad de contenido (por llamarla de alguna manera) y calidad técnica.
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