La literatura española actual (I): Historia de una decepción

En mi último artículo, donde hice público el "saqueo" (a falta de mejor término) de mis dos novelas, Gajos de naranjas y Todas las islas la Isla, por parte de Dolores Payás en su novela Ultimate Love (publicada en la primavera de 2023), señalé que una de las consecuencias de dicho saqueo fue la decisión de no volver a trabajar sobre escritoras españolas vivas y añadí entre paréntesis que desde entonces también he dejado de leerlas.

No debería ser necesario aclarar que esta decisión no fue una especie de venganza pueril: "Puesto que una escritora se ha aprovechado deslealmente de mi creación, no leeré a ninguna otra". Es cierto que saber de primera mano que circulan "por ahí", con total impunidad, novelas torticeras publicadas por editoriales tradicionales puede haber influido, pero este suceso fue más bien la gota que colmó el vaso de mi creciente decepción con la literatura española actual. Porque la de Payás no sólo es una novela torticera, sino absolutamente infumable (lo cual es lógico: si alguien tiene que "inspirarse" en ―por lo menos― dos novelas ajenas, es que no le funciona "la cosa creativa") y, como dije en el citado artículo, la terminé únicamente porque quería ubicar todos los "préstamos" de las mías. De lo contrario, la habría abandonado bastante pronto, algo que me había ocurrido demasiadas veces en los últimos años (dejar novelas inconclusas) y que económicamente no me puedo permitir. Para que se hagan una idea, con los 20 euros que me cuesta un libro en papel pago las 3-4 plataformas de cine y series a las que estoy suscrita (de una de ellas entro y salgo por meses sueltos) y puedo ver todas las películas que quiera. Por eso ―por el astronómico precio de los libros― me compré un lector de libros electrónicos en 2020: en formato digital cuestan menos de la mitad.

De hecho, esa compra supuso un punto de inflexión en mi valoración de la literatura española contemporánea. Porque no sólo pude acceder a ésta a precios más asequibles, sino también a más literatura francesa, que en papel no sólo es difícil de encontrar en librerías, sino también bastante más cara que la patria. Y descubrí una literatura fascinante, viva, multicultural, crítica... todo lo que estaba echando en falta en la española. Si en los tres años que mediaron entre esa compra y mi abandono (por supuesto no definitivo) de la literatura española leí apenas dos o tres novelas que me impactaron a fondo, en la francesa, a bote pronto, puedo citar unas quince... y hablo sólo de literatura actual, no de las obras clásicas que también he leído o releído en este período. Y me rendí a la evidencia: la literatura española está herida de muerte... y es algo que me duele en el alma, puesto que he dedicado más de media vida a estudiarla.

🌐🌐 Aclaro, por si hiciera falta, que el diagnóstico que sigue es parcial y no pretende de ningún modo ser exhaustivo: en 2022 se publicaron en España más de 92.000 títulos, un 66 % de ellos (es decir, unos 60.000) en papel (con ello excluyo a los autoeditados sólo en digital), de los que un 24 % (unos 14.500) correspondieron a "creación literaria"1. No he encontrado cifras del número de novelas nuevas publicadas por editoriales tradicionales, pero no creo andar muy desencaminada si lo sitúo entre 3.000 y 4.000. Imposible que alguien las pueda leer ―ni siquiera rastrear― todas. Mi análisis se limita, pues, a mis propias lecturas, a lo que veo anunciado o reseñado en prensa y redes sociales, al género novela (por ser de lejos el más vendido y el más influyente) y a libros publicados por editoriales tradicionales. 🌐🌐

    Imagen tomada de: https://pixabay.com/illustrations/ai-generated-books-library-shelves-8706226/

🟣 Síntomas: 

🌐 Escritura deficiente:

Aunque suene a perogrullada, la base de la literatura es la lengua y sin un buen uso de ella no puede haber buena literatura. Éste es para mí el primer filtro, el que de entrada me disuade de comprar un libro (a veces me basta con la sinopsis) o de continuar leyendo si ya lo he comprado. Lo primero que ven mis ojos de profesora-traductora-correctora son las erratas y los errores, y en los últimos tiempos he encontrado demasiadas novelas (de las publicadas por editoriales tradicionales, no de las de autoedición, que son un universo aparte) llenas de erratas, con faltas de ortografía cantosas, mala puntuación y peor sintaxis. Esto es sobre todo común en las novelas policíacas (el único de los géneros menores que leo) y en las traducciones, pero no sólo.

Recuerdo, por ejemplo, una "novela literaria" (más luego sobre esta expresión) en la que aparecían, en el espacio de unas pocas páginas, las palabras alógena por halógena y puya por pulla. En ambos casos, existen las dos ortografías... pero con significados distintos. Y es así como podemos detectar cuando un texto ha pasado sólo por un corrector automático (la máquina no distingue) o cuando lo ha corregido una persona humana (o no: puede ocurrir que el o la correctora humana no domine la ortografía). También mediante máquinas parecen traducidas algunas novelas, porque no sólo pecan de mala sintaxis, sino que ciertas frases resultan incomprensibles. Por eso también he dejado de leer traducciones al castellano: prefiero leer traducciones al francés, porque las encuentro más "cuidadas" (cierto que no domino el francés como hablante nativa, con lo cual es posible que se me escape alguna errata/error).

En esto estoy segura de que influyen las tarifas misérrimas que pagan las editoriales por las traducciones y correcciones. Conozco de primera mano las de las traducciones de libros académicos: en mi época de traductora a destajo, sus tarifas eran menos de la mitad de las que me pagaban las agencias (que no eran precisamente magnánimas) por encargos mucho más fáciles y menos especializados. Resultado: aunque las traducciones académicas eran mucho más gratificantes, tuve que dejar de hacerlas (salvo cuando la autora podía pagarme, de su bolsillo, una tarifa digna). 

🌐 "McLiteratura":

Ya en el verano de 2022 publiqué en este blog un artículo titulado "Las novelas me explican cosas: ¿Hacia una McLiteratura?", donde me quejaba del afán de las y los autores por dárselo todo "masticadito" al público lector, explicando, normalmente con entradillas del tipo "refiriéndose a...", cualquier alusión histórica, literaria o cultural. No voy a repetir aquí todo lo que escribí entonces; sólo lo resumiré con este fragmento:

No sé si ese «masticaje» lo deciden espontáneamente los y las autoras, o si son las editoriales quienes se lo imponen, pero, en cualquiera de los dos casos, creo que el problema reside en los grandes grupos editoriales, cuyo único interés consiste en sumar ventas y, para conseguirlo, tienen que apelar a todo el público posible con cada libro, en lugar de diferenciar por géneros y niveles. Es decir, todo tiene que ser de lectura rápida y fácil. McLiteratura, podríamos llamarla, si no fuera porque los libros son cada vez más caros.

Habrá quien me acuse de elitista por sostener que debe haber literatura para distintos tipos de público, tanto en términos de intereses como de nivel cultural. No se trata de volver a la (falaz) división entre alta cultura cultura popular, ni de celebrar, como el inefable José Ortega y Gasset en La deshumanización del arte (1925), un arte (en este caso el de las vanguardias históricas) que "divide al público entre estas dos clases de hombres [sic]: los que lo entienden y los que no lo entienden", mientras desechaba de un plumazo toda la literatura del siglo XIX por ―según él― apelar a lo que peyorativamente llama "la masa". Al contrario: opino que la considerada alta cultura también puede apelar a un público menos "culto" (entre comillas porque me parece un término problemático). Y más aún: que el buen arte se caracteriza precisamente por ser accesible para "todo el mundo" sin por ello tener que reducirse a una especie de mínimo común denominador, como sucede ahora. ¿Por qué, en mi opinión nada original, el Quijote es una de las grandes obras de la literatura universal? Pues porque tiene diversos niveles de lectura, desde el simple disfrute de las peripecias cómicas de los dos protagonistas hasta las reflexiones (postestructuralistas avant la lettre) sobre el lenguaje y los signos, y pasando por la demoledora crítica social y religiosa. (Claro que en la actualidad ha dejado de ser tan "accesible": la gramática y el vocabulario del siglo XVII imponen una barrera difícil de franquear para gran parte del público.)

Lo que se pretende ahora, en cambio, es hacer una especie de literatura neutra. Uso esta expresión como analogía con lo que se ha dado en llamar castellano neutro y que no sólo no existe (desde el momento en que los personajes usan la segunda persona del plural ―y, en el audiovisual, pronuncian la C―, ya se está eligiendo ―y ello tiene un fuerte componente ideológico― una "variedad" que, ejem, utiliza apenas el diez por ciento de la población hispanoparlante), sino que empobrece la lengua, ya sea escrita u oral, porque se suprimen los localismos y, en el caso de la oral, los dejes propios de las diversas regiones. Pues bien: esa literatura (presuntamente) neutra también tiene implicaciones ideológicas (de ellas hablaré en la segunda parte de este artículo) y también empobrece.

🌐 Géneros más vendidos (y/por publicitados):

Según diversos estudios, los géneros más vendidos en España, que no casualmente son los más publicitados, son: novela negra (en sus distintas variedades), novela histórica y novela romántica/erótica. En realidad, se trata de subgéneros, o géneros "menores", los que hasta hace no tanto se consideraban literatura de evasión. Nada que objetar a su existencia: yo misma devoro novelas policíacas en la cama (entre paréntesis, francesa y nórdica, porque la española también la he abandonado por su deficiente escritura y su excesivo "masticaje"), precisamente por su carácter evasivo, es decir, porque me permiten leer de manera "no profesional", sin subrayar ni anotar, y prepararme así para el sueño. Los demás no me interesan: la novela romántica/erótica (al estilo de cierto best-seller misógino lleno de "sombras") por motivos obvios; la novela histórica, tal como se entiende en la actualidad, porque me parece un simple ejercicio de "exotismo" temporal... y a menudo también geográfico. Curiosamente, siguiendo con ese afán editorial de captar a todo el público con cada libro, desde hace algún tiempo abundan también las novelas histórico-policíacas (creo que acabo de inventarme el terminacho): se supone que ello atraerá al público que siente predilección por uno de los dos géneros (no es mi caso, salvando el magistral precedente de El nombre de la rosa [1980], de Umberto Eco, que releí hace poco)2.

El problema surge cuando son esos subgéneros los que copan las mesas de novedades de las librerías y la publicidad editorial. En mi artículo sobre la "McLiteratura" utilicé la expresión "novela 'seria'" para distinguirla de estos "subgéneros". Sin pretender en absoluto apropiarme a posteriori de "acuñaciones" ajenas, diré que mi primer impulso fue hablar de "novela literaria", pero me pareció un pleonasmo: al fin y al cabo, se supone que toda novela lo es. Y sin embargo... Sin embargo, desde entonces he visto en más de un artículo o reseña esta expresión, porque, en efecto, no todas las novelas en el mercado son "literarias" y algunas ni siquiera tienen la pretensión de serlo.

🌐 Marketing agresivo... y fraudulento:

Pienso, por supuesto, en el caso Carmen Mola, "autora" vendida primero como "misteriosa" y finalmente desvelada como un trío de hombres. Más allá de lo ofensivo que resulta el uso de pseudónimos femeninos por parte de autores varones, teniendo en cuenta que durante siglos ―y, en menor medida, todavía hoy― las mujeres tuvieron que recurrir a pseudónimos masculinos para poder ser publicadas y valoradas (sin contar que a veces ―pienso, por ejemplo, en María Lejárraga― esos pseudónimos eran los nombres reales de las parejas que les usurpaban su obra), se trató de un fraude en toda regla, con la connivencia, además, de dos grupos editoriales (Alfaguara y Planeta) y de cierta prensa: se publicaban fotos de una mujer de espaldas y los susodichos no sólo contaban su (falsa) vida en entrevistas, sino que incluso recomendaban sus propias obras. (Entre paréntesis, ¿en serio hacen falta tres personas para confeccionar una novela? Novelas a cuatro manos hay algunas, ¡¿pero a seis?!)3

🌐 Periodistas que ganan premios:

Me llama poderosamente la atención que en los últimos años la mayoría de los grandes premios vayan a manos de periodistas, es decir, caras y nombres conocidos por el gran público, para, de nuevo, atraer a todo tipo de lectoras y lectores. Siempre ha habido autoras y autores que han compaginado literatura y periodismo, pero solían hacerlo simultáneamente o, en todo caso, empezar en la literatura y sólo después colaborar en la prensa. Ahora, en cambio, es al revés: tras toda una vida dedicada al periodismo, "descubren" (o se les incita) su vocación literaria. Y como, además, los grandes grupos editoriales también son propietarios de los grandes medios de comunicación, todo queda en casa.

🌐 Un libro por año:

Otro fenómeno que me llama poderosamente la atención es que los y las novelistas consagradas publiquen, con puntualidad casi británica, un libro por año. Siempre ha habido autoras y autores muy prolíficos (pienso en figuras del siglo XIX, como Benito Pérez Galdós u Honoré de Balzac, que escribieron en torno a cien novelas... y no precisamente breves), pero no tantos. Ahora da la impresión de que tienen que estar siempre en el candelabro (que diría cierta inefable figura televisiva)... ¿quizá porque, con la obsolescencia programada que rige el mundillo literario, las editoriales temen que, de lo contrario, caerán en el olvido? Y si no tienen una novela nueva, pues no pasa nada: se prepara una antología de artículos de prensa o un cuento ilustrado muy bonito (y muy caro), y ya está: ¡a firmar en la Feria del Libro! 

🌐 Ausencia de voces "otras" y de literatura social:

Pese a todo lo señalado hasta ahora, éste ha sido posiblemente el factor de más peso en mi alejamiento de la literatura española actual, pero requiere un análisis profundo que dejaré para un segundo artículo.

🟣 Causas:

🌐 Enchufismo:

La sociedad española es una sociedad estamental y clientelar en la que para casi cualquier ámbito, desde el laboral hasta el cultural, pasando por otros menos obvios como el sanitario, es preciso contar con "enchufes". Aunque ―por motivos obvios― no existen estadísticas al respecto, mi experiencia y mis conversaciones con personas del mundillo literario me han llevado a la conclusión de que el 99 % (o, siendo generosa, el 95 %) de las novelas publicadas en editoriales tradicionales, ya sean buenas, malas o regulares, lo son por "enchufe". Sin embargo, estaba convencida de que, incluso con esa "ayuda", las obras publicadas cumplían unos mínimos criterios literarios y, cuando no, la editorial se encargaba de mejorarlas para lograr ese mínimo... Hasta que conocí de primera mano el caso de una novela que iba para autoeditada y de repente encontró un padrino. Pues bien, la novela se publicó tal cual: no sólo tenía escasa calidad literaria (personajes planos, estructura deslavazada, etc.), sino que no pasó ni por una corrección de estilo (incluyo aquí la sintaxis)... ni siquiera ortotipográfica. Leer esta novela (que también, aunque por motivos distintos a la de Payás, estaba obligada a terminar) fue otro de los hitos de mi proceso de decepción con la literatura española.

🌐🌐 Y, entre paréntesis, ¿quiénes tienen más posibilidad de contar con "enchufes" para la literatura o lo-que-sea? Se trata de una pregunta retórica: evidentemente, las personas pertenecientes a la burguesía, que nacen ya con una agenda de contactos bajo el brazo. Y esto no sólo muestra ―y refuerza― las desigualdades sociales en este país, sino que afecta directamente a la ideología que nos transmite la literatura. 🌐🌐

🌐 Oligopolio editorial:

No voy a extenderme mucho sobre esta cuestión porque es de todas conocido que el mundillo editorial está controlado por un puñado de grandes grupos que han ido absorbiendo a otros sellos más pequeños. De hecho, si no los enumero es porque he perdido la cuenta de quién ha comprado cuál. Y en el fondo poco importa: lo significativo es que, al no tener (casi) competencia, copan todo el mercado y, con ello, pueden determinar los gustos del público, fijar los precios de venta, imponer su ideología (por supuesto neoliberal) y un largo etcétera.

🌐 ¿Descenso del nivel cultural de la población?:

Lo pongo entre interrogaciones porque, aunque numerosos estudios hablan del descenso en el nivel cultural de la población española, debido, entre otros factores, al imperio de las pantallas, yo no me atrevo a emitir un diagnóstico tan rotundo. En todo caso, vuelvo a citar mi artículo de 2022, que aborda esta cuestión (así como una de las "consecuencias" que señalo más abajo):

Lo que queda claro es que los y las lectoras implícitas de esas novelas son personas de bajo nivel cultural y escaso bagaje de (buenas) lecturas. No voy a conjeturar si ello se corresponde o no con el público promedio, pero, si no es así, acabará siéndolo, en plan profecía autocumplida y círculo vicioso: cuanto más se acostumbre al público a una lectura pasiva, sin esfuerzo, sin exigencias, más difícil le resultará afrontar una lectura activa, con lo cual demandará cada vez textos más «fáciles».

🌐 Discriminación y conformismo:

Esto también merece un análisis más profundo, por lo cual lo abordaré en la segunda parte del artículo.

🟣 Consecuencias:

🌐 Descenso del nivel cultural de la población:

Ver cita anterior. 

🌐 Aumento del conformismo:

Ver próximo artículo. 

🌐 Perpetuación de la invisibilidad de los y las "otras":

Ver próximo artículo.

Notas:

1 Fuente: F. D. Quijano, "La edición de libros en España en 2022: Más de 250 títulos nuevos al día". El Español, 29 de junio de 2023. https://www.elespanol.com/el-cultural/letras/20230629/edicion-libros-espana-titulos-nuevos-dia/775172644_0.html

2 A ratos, según he ido escribiendo este artículo, he pensado que tal vez estoy exagerando. Pero hoy (15 de octubre) me he encontrado con la lista de finalistas del premio Planeta, que es sin duda el que más público atrae (no es mi caso: creo que sólo he leído uno en mi vida, La canción de Dorotea [2001], de Rosa Regàs) y, por tanto, el más influyente a la hora de forjar sus gustos. Pues bien: de las diez novelas ―y, aunque con sólo las breves sinopsis, no sean todas fácilmente clasificables―, seis parecen ser thrillers (uno también histórico y uno o dos posiblemente de terror), tres novelas históricas (incluyendo la también thriller) y sólo dos parecen encajar en lo que arriba he llamado "novela literaria" (una de ellas con tema de moda: un niño trans). (Fuente: "Estas son las diez novelas finalistas que aspiran a ganar el premio Planeta". La Vanguardia, 15 de octubre de 2024. https://www.lavanguardia.com/cultura/20241014/10021546/diez-novelas-finalistas-premio-planeta.html)

3 Esto lo escribí antes de que Radio Nacional dedicara el Día de las Escritoras a ese trío de machos. El insulto que no cesa.

Comentarios

  1. Empiezo confesandome no capacitada para entrar en debates de "alta literatura", yo estudié algo más banal, que más tenía que ver con trabajo que con el Arte, ni literario ni de ningún tipo.

    Entiendo que ese "atropello" a tus contribuciones literarias, que tanto gustan en tus libros publicados, bien podría haber sido mitigado en parte, si la escritora que te copió la idea, hubiera hecho referencia a tí, como Fuente de inspiración. No lo hizo, como ella presupongo a muchas y muchos otros.
    Si medimos la honestidad de las personas obtendríamos un valor matemático de 0,xx.

    ¿No leer a escritoras vivas españolas, o en Español?
    Aunque no lo das como definitivo, afortunadamente, tan solo mencionarte que el derecho que a ti se te ha negado (por la retaila de motivos que también detallas), se lo niegas a las demás. Con toda seguridad habrá bastantes escritoras que se auto publiquen (si es que pueden). No es muy justo negar en Global, cada persona es un mundo.

    El precio de los libros.
    La Cultura no es accesible, por eso puede resultar elitista.
    El libro es bastante más asequible que ir a ver un concierto de una Sinfónica, por ejemplo.

    Libros "mal" escritos y con muchas ventas.
    Como lectora de nivel medio, estoy de acuerdo con que el nivel literario debe acompañar al libro que lees. Sí se encuentran incongruencias en más de un libro de los que me he leído. Cierto también que al verlas, mi interés por seguir leyendo se disipa.

    Traducciones.
    Nula visibilidad, salvo en contadas ocasiones que a pocos importa. Relegadas tanto como los créditos de las peliculas, como si formaran parte del grupo de Catering (sin querer desmerecer a nadie).

    McLiteratura
    El quid de la cuestión.
    Pocos lectores, ¿Cómo remediarlo?, a pantallazos. Me explico, libros ya "masticados", tras la pérdida la sustancia de la primera degustación, queda el producto a la venta, que es de lo que se trata.

    Literatura para distintos tipos de público.
    Me hieres el corazón.
    El acceso al Arte es elitista por ser asequible sólo a personas "pudientes". No la literatura persé.
    A quién le guste leer, leerá cualquier cosa que atraiga a su cerebro, harina de otro costal, si logra entender todo. Pero para la falta de comprensión existe la curiosidad y la investigación.
    Dicho del modo que tú has expresado, más que elitista, parece pedante, mejorando según leo tú disertación al respecto. (Insisto, herida en el corazón)

    Como no quiero alargarme más, completamente de acuerdo contigo al respecto del Marketing abusivo, la cara dura del trío de machos que utiliza un seudónimo femenino, etc.

    Vivimos en la época de la incultura (creación de IA para ayudar a pensar menos), la deshumanización y la exaltación al Capitalismo.

    Como.dice la canción,
    Malos tiempos para la Lírica.

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    Respuestas
    1. ¡Muchas gracias, Ángeles, por tu atenta lectura y tu prolijo comentario!
      Primero, dos aclaraciones: 1) Me refiero a la literatura española *actual*, es decir, escrita por autoras y autores españoles en los últimos años. 2) Hablo sólo de libros publicados por editoriales tradicionales, no de autoedición (mea culpa: lo he dejado claro ahora): si ya es difícil seguir la pista de las tres o cuatro mil novelas publicadas cada año en versión "tradicional", incluir las casi otras tantas autoeditadas se vuelve tarea imposible. Y por supuesto que tiene que haber grandísimas novelas en ambos dos grupos que no conozco. Por eso insisto en que mi análisis es "parcial".
      Respecto a la "McLiteratura", creo que estamos de acuerdo.
      Pero me has herido a mí al llamarme "pedante". No era ni de lejos mi intención. ¿"Profesoral", tal vez, por deformación profesional? Porque de hecho insisto en no "jerarquizar"; simplemente creo que no todo lo que se publica ha de tener como objetivo a *todo el público*. (En todo caso, tomo nota de mi posible pedantería de cara al futuro.) Además, acabas dándome la razón: existe, en efecto, lo que tú llamas "curiosidad e investigación" para entender lo que de entrada no entendemos. Y, como dije en el artículo sobre la "McLiteratura", hacerlo es ahora más fácil que nunca, porque todas tenemos a mano un chisme con el que acceder a Google mientras leemos. Es al menos lo que hago yo cuando no conozco un dato o el significado de una palabra (al leer en francés sobre todo): lo busco.
      Por último, completamente de acuerdo en la inaccesibilidad económica de la cultura, "alta" o no. Por eso hablé, con cifras, del precio de los libros. Y es cierto que los libros son más asequibles que la música clásica (personalmente, sólo he podido ir a dos óperas en mi vida... una de ellas por invitación) o incluso el teatro (en Madrid podía ir de vez en cuando a las sesiones con descuento; en provincias, en cambio, es prohibitivo), pero no para quien, como yo, lee todos los días.
      Abrazo lector.

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